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¿AISLADOS? Aislados estábamos antes.
Recomendados por la OMS la mayoría de los países del mundo optaron por el aislamiento obligatorio para evitar la propagación del virus covid 19, más conocido como Coronavirus. Otros países considerando el detenimiento y consecuente deterioro de la economía creen que ésta no es la mejor solución.
Sin embargo en esta columna quiero reflexionar sobre el pensamiento “aislados estábamos antes”. Sí, antes del coronavirus, antes que los gobiernos decidan aislarnos nos habíamos aislado nosotros solos; antes de la cuarentena vivíamos en el más triste aislamiento de la historia, aquel que surge como consecuencia del individualismo, el egoísmo y la falta de empatía.
Somos seres sociales concebidos para habitar en compañía de otros semejantes, por naturaleza nos necesitamos los unos a los otros. Nuestra biología nos indica aún primitivamente que nuestros antepasados procuraron vivir en comunidades para enfrentar y sobrevivir a la fuerza de la naturaleza.
En toda la historia de la humanidad hemos buscado, casi instintivamente, la compañía de nuestros semejantes; ser aceptados en grupos sociales y formar parte activa y provechosa de nuestra comunidad resulta ser el objetivo de realización del ser humano.
Pero en algún momento, casi sin percibirlo quizás, nos fuimos alejando de los demás. Paradógicamente, en la era del mayor avance de los medios tecnológicos de la comunicación, hoy nos acercamos a los seres humanos que estaban lejos y nos alejamos de los que estaban cerca.
Nos resultó fácil hacer una video llamada con personas en otros continentes pero nos costó establecer un diálogo con los que se sientan frente a nosotros en una mesa o en un escritorio.
En las últimas tres décadas multiplicamos por trece los viajes aéreos y se nos hizo mucho más fácil cruzar océanos que cruzar la calle y establecer un vínculo con los vecinos.
En las redes sociales tenemos miles de amigos, y aún los famosos, millones de seguidores. Como nunca antes un ser humano puede comunicarse con millones en un mismo instante y sin costo significativo, sin embargo, la mayoría de los influencers que parecen tener comunicación con millones, es posible que les sea muy difícil interactuar si todos quisieran comunicarse con ellos.
Podríamos plantear así que esta es la era del monólogo por eso se dificulta el diálogo.
Por eso mismo cuando en diciembre apareció un virus en China no nos preocupamos, porque estaba lejos, porque no era en nuestro continente ni en nuestro país. Hasta que de pronto, alguien estornudó en un avión, y en menos de dos meses lo vimos de cerca. Pero aún así seguimos saliendo de viaje, porque no podemos pensar en la sociedad sino en nosotros mismos.
Y nos aconsejaron separarnos, no darnos la mano, no abrazarnos, mucho menos besarnos ni tomar mate, pero ya muchos, hace tiempo, habían olvidado la calidez del saludo y el apretón fuerte de una mano. Muchos, ocultando sus emociones por temor a las traiciones, dejaron de abrazar y de ser abrazados. Aún los besos socialmente están reservados para un saludo muy intimo, de muy pocos, pequeños grupos con una gran confianza.
Cambiamos los apretones de mano por unos likes y los emotivos abrazos por emoticones que nos alejaron cada vez más y seguimos viviendo aislados.
Pero la cuarentena total se decretó y miles tuvieron que enfrentar a la justicia como consecuencia de no pensar en el otro. Al escribir esta nota el número de infectados aún dista mucho de llegar a mil, mientras que los que se enfrentaron a las medidas que procuran el bien común ya supera los veintitres mil.
Aislados, alejados de la realidad de los que nos rodean, de sus problemas, de sus necesidades.
En mi opinión, algo bueno nos puede dejar esta pandemia, y es por eso mismo que creo que Dios la permite para que empecemos a entender, como dijo el Papa Francisco, que “Nadie se salva solo”, que debemos cuidarnos pero también cuidar a nuestros allegados, compañeros, familiares y amigos, porque en definitiva no podemos vivir aislados.
Dr Lucas Bruzzaniti
Pastor,
Director de Religión y Culto del
Municipio de Malvinas Argentinas
