¿Lo que sucede en el conurbano puede ser tomado como una proyección nacional? Eduardo Duhalde, cuando era gobernador de la provincia de Buenos Aires y solía visitar los distritos del Gran Buenos Aires, para describirlos hablaba de “crisol de razas”. La referencia está implícita en la convivencia en un terreno determinado de varias culturas dentro de una misma región. Ello es, no sólo el área metropolitana recibía a migrantes en busca de mejores oportunidades cerca de la gran ciudad, sino también ha inmigrantes. De aquellos tiempos a estos, algunas cosas han cambiado y muchas otras empeoraron o se profundizaron. Y ello también tiene un directo impacto en términos electorales. Veamos.
No hay una sola encuesta que circule por estas horas que ubique a Mauricio Macri por encima de Cristina Fernández de Kirchner en el conurbano bonaerense. Es más, algunos sondeos muestran una diferencia abrumadora respecto una de otro que se profundiza a medida que nos alejamos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Son los distritos del segundo y tercer cordón. Allí es donde aún le cuesta mucho a Cambiemos hacer pie y más aún en un contexto económico desfavorable.
En 2015 cuando el actual oficialismo se impuso en las elecciones, la mayoría de los distritos que ganó son los ubicados en el primer cordón, es decir aquellos que limitan con la Capital Federal, referencia exitosa de la experiencia del Macrismo. Sólo dos de ellos como Pilar y Quilmes forman parte del conurbano algo más profundo. Ese dato marca también un comportamiento que se repite en las propias ciudades del gran Buenos Aires. Allí Cambiemos tiene más aceptación en los centros urbanos y va perdiendo fuerza en los barrios más alejados de las principales ciudades o localidades. Todo ello está ahora en revisión.
SIN REPLICA
Pero lo que puede tomarse como una realidad en el Gran Buenos Aires quizá no tenga replica en el resto del país. Es decir, Cristina Kirchner si fuera candidata ganaría con comodidad en ese área pero no está claro que ello se repita en todas las provincias con la misma magnitud. De allí que aún duda sobre la conveniencia de presentarse. Y da señales de acordar en las provincias con los gobernadores del “palo” para no dispersar los futuros votos. Les habría pedido a aquellos que la quisieron candidata en 2017 que le aseguren entre 8 y 10 puntos más del interior para presentarte ahora.
Aquí se produce una dicotomía. Lo que para los intendentes peronistas puede ser una solución a sus dominios territoriales, la candidatura de la actual senadora podría complicar las aspiraciones de otros en el resto del país. Y viceversa. Quizá la búsqueda de un candidato que reemplace a CFK le genere a los alcaldes del conurbano un problema más que una solución.
Volvemos sobre Eduardo Duhalde. Es uno de los hombres que busca consolidar la candidatura de Roberto Lavagna y sueña con que ello será en acuerdo con Cristina Kirchner quien entenderá que su apoyo al peronismo unido será vital para ganar. ¿Ya se reunieron? es probable.
Alberto Fernández es de las personas que más habla con la senadora y con Duhalde se conocen de hace tiempo. Fue quien manejó las finanzas de la campaña del 99 antes de sumergirse en los brazos de Néstor Kirchner. Ese conocimiento ayudó para que el santacruceño sea elegido como el candidato del peronismo bonaerense en 2003. En estos diálogos cada vez más frecuentes se habría escuchado la idea que tiene Duhalde para ofrecerle a Cristina Kirchner a los fines de pensar en su apoyo a la unidad del peronismo. Se trataría que pueda elegir los dos candidatos a senadores en las provincias que los eligen este año. Con ello se aseguraría de mínima un senador por jurisdicción y de máxima los dos. De esa forma, el bloque que le respondería en la Cámara Alta se robustecería y podría mucha distancia a la posibilidad del desafuero.
Sus dos otras máximas preocupaciones tienen nombre y apellido: Máximo y Florencia. El primero de ellos sería candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires. Por su parte, con un peronismo en el poder, los hijos son un limite. ¿Cuestión de códigos? Quizá. No son buenos momentos personales para la joven cineasta.
CANDIDATURA DE VIDAL
Mientras todo ello se teje, en el oficialismo se debate, una vez más, la teoría que esbozamos la semana pasada en esta columna referida a un candidatura no descartada de Vidal a la presidencia. Con un adicional, las dudas sobre como impactará en Macri la muerte de su padre Franco.
Por lo demás, las cosas están como hace siete días: Las clases no empezaron, el dólar sube, la inflación no baja y la gente se desconecta de la red de gas porque no puede pagar. Todo ello es aliado del peronismo. No está claro si, de todas maneras, le alcanzará.