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DOCUMENTO DE CIERRE DEL SEGUNDO PLENARIO DE 2019

Compañeras, compañeros, militantes de la Organización Peronismo Militante: Creemos necesario comenzar estas palabras finales del II Plenario de Militantes de la Ciudad de Buenos Aires recordando el apotegma con el que el General Perón aleccionara a la Juventud Peronista en 1973, y que sirve de guía en nuestra acción política cotidiana: ”Construyamos una generación de amigos unida en el culto por el amor a la Patria”.

Esa generación, debe comprender el rol que le toca cumplir en cada momento histórico.

– Hoy, nos corresponde poner a la Argentina de pié.

Hoy, a días de la asunción de un nuevo gobierno peronista en nuestra Nación, debemos comprender que todo lo que hagamos, como militantes, trabajadores, jubilados, estudiantes, profesionales o, simplemente, como vecinos, deberá estar orientado a la reconstrucción de la Argentina y de su pueblo.

El daño que ha producido el gobierno saliente debe ser reparado por nuestro gobierno en forma urgente, de modo cabal, y de tal manera que sea perdurable para que nunca más, en esta maravillosa tierra, campee el hambre, el dolor, la miseria o la ignominia del desprecio por nuestros compatriotas.

Este gobierno que se va es, esencialmente, un gobierno de carácter oligárquico que desprecia a millones de argentinos. El macrismo es un proyecto político que se pretende “dueño de un país que detesta”. Ese país detestado es aquel que no bajó de los barcos con la inmigración decimonónica, es aquel que fue gaucho, que fue cabecita negra o que hoy es “bolita” o, simplemente negro. Ese país que Macri detesta, es América, y en Argentina, el 27 de octubre, se puso de pie.

– Un soplo de aire fresco, en medio de una tormenta regional.

Alberto Fernández y Cristina asumen en medio de un tembladeral político regional, rodeados de gobiernos de signo contrario a nuestro ideario y en una Sudamérica convulsionada hasta el tuétano. A los levantamientos populares multitudinarios que se sucedieron y aún perduran en Ecuador, Perú, Chile y Colombia le siguió el Golpe de Estado perpetrado en Bolivia, que derrocó a Evo Morales y puso en movimiento una perversa y sanguinaria maquinaria represiva que lleva ya una extensísima y triste lista de violaciones, asesinatos, mutilados, torturados, exiliados, huérfanos y perseguidos. Todo esto bajo el amparo de falsas instituciones de carácter multilateral que han servido de pantalla para producir semejantes violaciones: hablamos aquí de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo presidente actual, Luis Almagro, no es más que una vergüenza para toda América Latina.

Que nadie se equivoque, en Bolivia, el imperialismo y sus cómplices buscan quedarse con los recursos litíferos. El Litio. Recurso que estaba siendo procesado y elaborado de manera industrial por el Estado Plurinacional de Bolivia. Recurso central para el desarrollo de la economía del futuro, para el avance tecnológico y para la diversificación de la matriz energética.

De cualquier modo, no todo son pesares. Nos servirá recordar que Argentina es heredera de una doctrina política cada vez más encendida en las mentes de las nuevas generaciones. Es a raíz de aquella doctrina, legado histórico del General Perón, que nuestro país cuenta con un movimiento político sólido y contundente, hoy bajo la guía inclaudicable de Cristina Fernández de Kirchner: nuestra conducción táctica, estratégica y, además, gestora de la unidad que hoy nos llevó a la victoria, demostrando su alta capacidad de canalizar las demandas de las mayorías y comprendiendo, en primera instancia, las realidades objetivas de su Pueblo.

Argentina cuenta con una historia política que hoy la vuelve sumamente capaz de hacerle frente a los embates del neoliberalismo, muy a pesar de los azotes que sufren nuestros países hermanos de América Latina. Comprendamos lo que generó nuestro triunfo: a la victoria peronista del 27 de octubre, le siguió la liberación de nuestro querido compañero Luiz Inácio Lula da Silva en el Brasil, y con ello la renovación de energías, fuerzas y esperanzas de los sectores populares en la República hermana. Nuevamente el Pueblo brasileño camina junto a su conducción. La sabia conducción de Lula, que, estemos seguros, los llevará a la victoria.

También es menester mencionar que la victoria de Alberto y Cristina fue crucial para concretar el exilio forzado de Evo Morales hacia México, gestión coordinada por Alberto, logrando así salvarle la vida a él y a su vicepresidente, Álvaro García Linera.

No tengamos dudas, nuestro gobierno es un soplo de aire fresco en la región y, al mismo tiempo, una amenaza para aquellos que sostienen que nuestra América es el patio trasero de los EEUU. Ellos, los Bolsonaro, los Lenín Moreno, los Uribe o Duque tratarán de impedir el éxito del gobierno del compañero Fernández, nuestro pueblo será su escudo y nosotros seremos parte. Vive, y vencerá la América mestiza.

Situación del PM CABA y sus tareas.

– Un momento histórico excepcional.

En Argentina estamos viviendo un momento histórico excepcional. El resultado de las elecciones generales de octubre evidenció, de manera rotunda, que la conducción política del movimiento peronista fue muy, pero muy acertada. “Este día es posible, porque nos unimos” —dijo Alberto Fernández en Azopardo, sede de la CGT. Y luego enfatizó: “El secreto de este triunfo no es otro que la unidad y el esfuerzo, particularmente de Cristina, porque ella es la esencia de este triunfo que hoy tenemos”.

Cristina Fernández de Kirchner no sólo supo hacer una lectura correcta de la coyuntura, sino que definió de manera adecuada el sujeto social de la etapa. Formuló, además, el plan de acción que le cerraría el paso a la ofensiva neoliberal, y generó la acumulación de fuerzas a partir de una oposición consecuente, sin vacilaciones, sólida.

Así, creó las condiciones para la unidad del peronismo y de éste con las organizaciones políticas, sociales y sindicales leales a los intereses del pueblo y la soberanía del país.

Así, le dio un cauce democrático y pacífico, a la lucha creciente de cada vez más sectores sociales (y cada vez más numerosos) que, desde los primeros meses de 2016, fueron ocupando de manera activa la calle para protestar contra las políticas macristas y en defensa de sus derechos atropellados.

Es imperioso destacar esa capacidad de anticipación, capacidad de prever y de organizar y, sobre todo, de disponer nuestra fuerza para modificar, en el menor tiempo posible y del modo menos cruento, el rumbo tomado por el gobierno de Macri y las consecuencias que dicho rumbo traería. Y aprender de ella.

Esa conducción certera evitó la anarquía, el caos, y con ello, el sufrimiento de millones de argentinos ante un gobierno sediento de represión.

Momentos así son raros en la vida de los pueblos. No siempre se logra una relación tal entre una conducción política que confía en el pueblo y una formidable movilización popular que confía en esa conducción. La tuvimos en la guerra del Paraná en el siglo XIX, en la lucha por la democracia con Hipólito Yrigoyen, en la década que se abrió en octubre del ´45 con el General Perón y Evita. Y la tenemos hoy.

Gracias a la movilización del pueblo argentino, en congruencia con su acertada conducción política, nuestro país está viviendo un momento histórico formidable, excepcional. La República Argentina amanece, una vez más, preñada de futuro nacional, popular, feminista, revolucionario, antiimperialista y antioligárquico. De un futuro de Patria Grande.

Le dimos un vuelco a la coyuntura nacional. Volvimos. Y no lo hicimos solos. La historia, ahora mismo, nos celebra tomados de la mano de millones y millones de personas que se alzan contra la opresión neoliberal en diversos países de Nuestramérica y más allá, en otras latitudes. Nos miran con respeto y esperanza. Y así también nos abrazan auténticos líderes, verdaderos representantes de los sueños de sus pueblos.

Fecunda tarea nos espera. Afrontamos una situación muy, pero muy complicada. No sólo por los graves problemas económicos y sociales que nos deja el macrismo, sino sobre todo por las fuertes presiones que ya ejercen sobre nosotros el capital financiero global, la embajada, el partido judicial y los medios hegemónicos. Nos enfrentamos a ellos. Y a una oposición que se prepara para darnos batalla en las calles.

Hablemos siempre de nosotros, nosotras. Acostumbremonos, hoy más que nunca, a referenciarnos en la primera persona del plural. En las buenas y en las malas. En el aplauso y en la crítica.
Nosotros, nosotras, somos las autoridades electas, ejecutivas y legislativas, del Frente de Todos. Somos los partidos políticos y organizaciones sindicales y sociales que hicieron posible la victoria. Somos los referentes territoriales y la militancia de base. Somos los trabajadores, los desocupados, los pequeños y medianos empresarios del comercio, de la industria y los servicios. Somos los profesionales, los docentes, los estudiantes, los científicos y técnicos. Somos las jubiladas y los jubilados, las amas de casa…

Nosotros, somos el pueblo todo (incluido muchas ciudadanas y ciudadanos que no nos votaron), y nuestra tarea es poner a la Argentina de pié.

– ¿Y cuál debe ser, entonces, nuestro “qué hacer”?

En primer lugar, digámoslo con todo el énfasis que se requiere en este momento histórico excepcional que estamos viviendo: digámoslo sin titubeos, “debemos aferrarnos con fuerza al palo mayor”. Con nuestra prédica, con nuestra acción, allí donde milita nuestra organización, tenemos el deber de contribuir al fortalecimiento de la conducción política del movimiento nacional.

¿Implica ello una actitud acrítica, de no-debate? No, para nada. Siempre son bienvenidos la crítica y el debate político. Tanto como necesarios, imprescindibles. Pero el debate y la crítica aportan su mejor substancia cuando tienen por horizonte afianzar y desplegar la causa colectiva. Cuando saben separar la paja del trigo y se mantienen alejados de objetivos mezquinos, aventureros, dogmáticos, sectarios o burocráticos…

Puestos en este punto, debiéramos siempre preguntarnos: ¿Cuánto más puede ampliarse el ancho cauce del pueblo, cuánto más unidas y organizadas pueden marchar sus filas, cuánto más dinámico ha de resultar el actual proceso, si cada una de nuestras palabras, cada gesto, cada opinión que vertimos y cada acción que propiciamos (aún en el disenso), lleva el sello inconfundible de servir auténtica y sinceramente a la unidad, a la necesaria acumulación de fuerzas para consolidar el rumbo, para contribuir a reforzar la imprescindible posición de quien conduce y para ayudar a elevar el entusiasmo ciudadano en esta causa, cuyo norte no es otro que el bienestar y la felicidad de las mayorías?

– Construyamos una sólida, unida y activa retaguardia.

Nuestro desafío entonces será constituirnos en la retaguardia ambiental de nuestro movimiento. Participar activamente de la vida en comunidad. Ser parte del pueblo, no considerarse jamás distinto, ni mejor que nuestros vecinos, amigos y familiares. Vivir como nuestro Pueblo, en sus organizaciones, en sus clubes, en sus centros de jubilados, de estudiantes, sus sociedades de fomento, bibliotecas populares… Escuchar, conocer, y aprender para organizar.

Desde hace un buen tiempo, pero sobre todo durante la campaña electoral, hemos sabido tejer buenos lazos de acercamiento con otras organizaciones del campo popular. Y esto, tanto en los territorios como en los frentes.

Como lo señala un reciente documento del PM CABA: en la campaña “…trabajamos mancomunadamente con las fuerzas políticas que integran el Frente de Todos. Unidad que ahora debe ser preservada, ampliada y fortalecida…”.

En esa construcción de unidad con organizaciones compañeras, y siendo disciplinados en el marco de la alianza, hemos sabido también desplegar iniciativa propia ayudando significativamente a la campaña del Frente de Todos.

Especial mención merecen aquí las compañeras y los compañeros adultos mayores del PM, por su labor extraordinaria en la campaña desde la Mesa de Jubilados y Pensionados. También queremos resaltar la tarea llevada adelante por el Frente Secundario Peronista (FSP), que aporta la militancia más joven de nuestro movimiento y la certeza de la vigencia de las ideas peronistas.

Compañeras, compañeros, tenemos línea política. También tenemos capacidad de conducción. Fortalezcámoslas.

También es una preocupación central de nuestra organización y una tarea constante, la formación política e ideológica de nuestros cuadros, militantes y adherentes. No la descuidemos, ni individual, ni colectivamente.

– Los mejores y mayores aportes se hacen desde la fuerza, no desde la debilidad.

Sin duda nos hemos fortalecido en estos años de oposición, sobre todo en el bienio 2018/2019. Hoy, en CABA, somos una fuerza que muestra un peso considerable: de hecho, formamos parte de las listas del Frente de Todos en varias de las comunas y contamos con comuneros en las dos comunas que ganó el Frente, Roberto Buján en comuna 4 y Eliana Nuñez en comuna 8.

Pero si nos miramos de frente, sinceramente, sin autoengaños, aún necesitamos crecer mucho en lo ideológico, en lo político y en la organización. Debemos crecer tanto en los aspectos cualitativos como en la cantidad de compañeros y compañeras que logremos organizar.

Debe ser un compromiso de toda la organización, para el año que viene, crecer en cada una de las comunas de la Ciudad de Buenos Aires. Debemos trabajar arduamente en el acercamiento a cada vecino y cada vecina de nuestros barrios. Debemos saber representar a cada sector de la sociedad porteña, sea o no sea adherente a nuestro movimiento. Deberíamos poder mirarnos en diciembre de 2020 con la satisfacción de saber que en cada comuna de la Ciudad prendió y creció la mística del Peronismo Militante, trinchera de organización, formación y combate ideológico.

Debemos comprender que la batalla cultural será nuestra tarea más importante para llegar al objetivo final: disputar el sentido común y arraigarlo a la identidad nacional. Esto es, lisa y llanamente, que las mayorías populares de nuestra Patria puedan identificarse con los intereses nacionales y puedan entrever la injerencia de los poderes reales que operan en Argentina.

Para ello también será imprescindible generar una conciencia más sólida sobre el rol fundamental de las FFAA, que deben estar al servicio de los intereses nacionales y nunca operar a favor del antipueblo, del cipayismo.

Una tarea que no debemos descuidar, ni hacia adentro del PM ni hacia la ciudadanía, es la afiliación al Partido Justicialista de CABA.

También es necesario generar una mayor conciencia cívica, a través de la cual, nuestros compatriotas puedan reconocerse en los funcionarios que los representan y conocer cuáles son sus responsabilidades en el Estado: desde las funciones de un comunero en nuestra comuna, hasta las responsabilidades de una Presidencia.

– Debemos saber reconocer nuestras debilidades, pensarlas colectivamente y vencerlas.

Propiciar siempre, y de manera constante, una mayor sensibilidad política y social de cada miembro de nuestra fuerza. Cada militante, cada unidad básica de la organización, debe sentir como propio el padecer de cualquier sector o grupo social, ya se trate de estudiantes, de comerciantes, de trabajadores, de jubilados…

Además, para lograr un mayor fortalecimiento del PM CABA, y como ya se dijo, “debemos incrementar nuestros vínculos con los sectores sociales populares, debemos ampliar fuertemente nuestra inserción concreta en el barrio, en la movilización de la calle, en el trabajo, en la escuela, en los sindicatos, en la universidad, en las asociaciones profesionales, asociaciones de comerciantes y PYMEs, en las organizaciones sociales, en los centros de jubilados, en los clubes de barrio…”. “Cuanto mayor y más sólida sea nuestra inserción en los territorios y en las organizaciones libres del pueblo, mayor y más fecunda va a ser nuestra capacidad de incidir en la selección de los mejores representantes populares”.

– Abramos ampliamente el ingreso al PM.

La coyuntura es favorable al crecimiento cuantitativo de nuestra fuerza, y no debemos desperdiciarla. Hay, sin lugar a dudas, un lugar en el PM para todo aquel, para toda aquella, que se identifique, así sea sólo en parte, con los intereses nacionales soberanos y democráticos del pueblo argentino. A todos ellos, a todas ellas, debemos abrirles las puertas de ingreso a nuestra organización. Facilitandoles un puesto de combate en esta lucha que es de todas y todos.

Por último, acentuemos, con este espíritu de brazos abiertos y de sensibilidad, nuestra presencia política en todo aquello que ayude a defender al gobierno peronista y al ideario del Peronismo Militante. Nuestra militancia tiene los límites que le fija el Pueblo Argentino, habla en su idioma, y es parte de la fuerza de su causa. Y haciendo nuestro, otra vez, el verso más entonado por quienes lucharon y luchan por la definitiva emancipación de nuestra Patria, digamos juntos: TODOS UNIDOS TRIUNFAREMOS.

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