En la madrugada de este miércoles, Luis Alfredo Pacheco Piñero (48) conducía alcoholizado una camioneta Porsche de alta gama a gran velocidad (se dice que a 200 kilómetros por hora) y chocó de atrás a un automóvil Fiat que brindaba servicio de Uber. La pasajera, Teresa Moreira (54), murió en el acto. Eltest de alcoholemia que se le realizó al chofer de la camioneta arrojó que tenía 0,87 g/l de alcohol en sangre, es decir, casi el doble lo permitido. El choque ocurrió en la bajada de la Ugarte de la Autopista Panamericana, partido bonaerense de Vicente López, Provincia de Buenos Aires. *
Es imprescindible tomar conciencia de las consecuencias de la conducción alcoholizada, que mata.
El alcohol es un tóxico depresor del sistema nervioso. Aunque la persona no lo note, un solo vaso de cerveza, vodka, fernet, vino, etc., disminuye la capacidad de conducción, ya que:
- Genera una falsa sensación de seguridad, que predispone a excesos de velocidad y a todo tipo de violaciones a las normas de tránsito.
- Altera la percepción.
- Embota los sentidos.
- Disminuye la capacidad de atención.
- Se alargan los tiempos de reacción, las respuestas y maniobras se hacen más lentas y torpes.
- La visión se ve afectada, en especial, empeora la visión periférica, la adaptación a los cambios de luz (por ej. en caso de encandilamiento), y la percepción de los tonos rojos (luces rojas del semáforo, luces de posición y las de freno).
Para saber más sobre Alcohol y Conducción
Conductas tan temerarias y graves como éstas ponen de manifiesto la urgente necesidad de:
- Incrementar significativamente los controles de alcoholemia, que son escasos (ver comparación con otros países) y de velocidad, sancionando severamente a los infractores.
- Legislar los Delitos contra la Seguridad Vial (ver propuesta de LxV), en particular el de la conducción con exceso notable de velocidad o de alcohol, antes de que otros potenciales homicidas del tránsito, como éste, lleguen a matar. Estos delitos ya existen en los países exitosos en su lucha contra las muertes en el tránsito, pudiendo mencionarse el caso cercano de España. Estamos hablando de “delitos”, y no de una simple infracción o contravención.
Tragedias como ésta no deben suceder. Para transformar esta realidad, como lo están haciendo exitosamente los países más avanzados en seguridad vial, es fundamental un cambio de comportamiento de cada uno, priorizando la vida y la seguridad propia y ajena. Además, las autoridades de todo el país (municipales, provinciales y nacionales) deben asumir seriamente su gran responsabilidad en el tema, y es imprescindible que se realicen controles eficaces y que se apliquen sanciones efectivas a los infractores, que aseguren la vigencia práctica de la ley.