“Se ha intentado instalar, con el cierre de las listas primero y el arranque de la campaña después, que los intendentes del conurbano enrolados en el Frente de Todos están molestos con la candidatura a gobernador de Axel Kicillof. Y ello los llevaría a impulsar el corte de boleta en sus distritos.
No parece ser la realidad, sino todo lo contrario. El mayor impulso, con los números de hoy, para aplicar la estrategia de la tijera lo podrían llevar a cabo los jefes comunales, pero de Juntos por el Cambio para que no peligre la continuidad en sus distritos. Sobre todo en el segundo cordón del Gran Buenos Aires.
Allí no son tantos: Pilar, General Rodríguez, Quilmes y San Miguel. El resto gobierna comunas del primer cordón que, por su cercanía con la ciudad de Buenos Aires, tienen una concepción diferente de la figura de Macri.
Para que se entienda con claridad. El principal problema de los jefes comunales en el Gran Buenos Aires, que revisten en el oficialismo, es Macri. Todavía la ventaja es muy importante a favor de la fórmula Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Hay municipios donde la distancia llega a los 25 puntos. Cuanto más lejos de la Capital Federal, los números se notan con más claridad.”
De esta manera, comenzó una nota publicada en este medio el 11 de julio, un mes exacto antes de las elección primaria del domingo pasado. ¿Fue un adelanto? Sí, lo fue. Pero sobre todo se trató de la conclusión a la cual habían arribado los pocos intendentes que, en serio, habían encargado encuestas presenciales. Ellos sabían que los números eran muy distintos a los que solían publicar los medios nacionales.
Ahora, con la realidad que impusieron las urnas, el proceso se va a profundizar. Y lo que vendrá en el Gran Buenos Aires, probablemente, es una mayor ventaja para la fórmula del Frente de Todos en todas las categorías ¿Cuál es la explicación? Los intendentes que llegaron por Cambiemos y que en su mayoría quedaron detrás de los candidatos del peronismo, buscarán sostener sus distritos. Y para ello pondrán en marcha el corte de boleta donde darán prioridad a sus boletas locales. La combinación será lista completa del Frente de Todos y el último cuerpo de Juntos por el Cambio.
El problema de no calibrar con cierta certeza el humor social sumado a la instalación que las primarias cobraran un carácter definitorio, fue un cóctel letal para esos jefes comunales. No es causalidad que los únicos que pudieron sortear esa ola fueron aquellos distritos donde vienen gobernando desde antes del 2015. Los ejemplos son Vicente López, San Isidro y San Miguel. En este último caso, el intendente es Jaime Méndez que asumió en 2016 cuando Joaquín De La Torre juró como ministro de Gobierno de Vidal. Pero administran el municipio desde 2007, tiempo suficiente para construir una identidad propia que les permita lograr la mirada local de sus habitantes más allá de la coyuntura nacional o provincial.
EL CORTE
Es importante marcar que, cualquier arquitectura electoral que se pueda llevar adelante pude ser más o menos eficaz en sus métodos. Pero hay algo esencial que no puede faltar: la intención que tengan los vecinos de votar a su intendente. La necesidad de impulsar el corte puede ser explicada por varias razones. Una de ellas es, sin dudas, las dificultades que tienen los municipios del conurbano para marcar su propia agenda local sin ser “contaminados” por la agenda nacional y de la ciudad de Buenos Aires, con fuerte ascendente de los medios que CABA concentran la mayor influencia sobre esa geografía. Los mismos efectos se van diluyendo a medida que la General Paz queda cada vez más lejos. Por eso, suele haber un comportamiento más localista en el interior, allí donde lo primero que se abre es el diario del lugar y no el de los grandes multimedios de Buenos Aires.
La contundencia del resultado para el peronismo y, sobre todo la votación a favor de Axel Kicillof por el 50 por ciento de los votos obliga a pensar en el gobierno que viene. ¿Cuál es el rol que tendrán en él los intendentes? Algunos de ellos se postularán como posibles ministros. Falta la confirmación de las urnas, eso sí. Dentro de este esquema, hay quienes se movieron rápido y mejor. Uno de los intendentes que mayor porcentaje obtuvo en su distrito fue Mario Ishii, de José C. Paz, quien, después de 20 años, recibió un amplio respaldo. Pero además cuenta con un activo nada despreciable: fue el primero barón en impulsar desde los territorios la candidatura de Axel Kicillof. El peronismo huele la cercanía del poder después de cuatro años y el regreso a la provincia de Buenos Aires que sólo fue interrumpida por María Eugenia Vidal desde 1987. En gobernación confundieron que el diálogo y los acuerdos con los alcaldes peronistas de estos años iba a significar un acompañamiento político electoral. Nunca estuvo en los planes, a pesar que algunos le prometieron a Federico Salvai que iban a repartir la boleta de la gobernadora enojados por la candidatura del ex ministro de Economía. Nunca fue cierto y quedó demostrado. En el oficialismo bonaerense aseguran que van a pelear hasta el final. Está bien, ningún partido termina antes del minuto 90. Eso sí, las facturas que se están pasando y la desconfianza interna que empezó a aflorar se parecen más a la de un vestuario donde se perdió la final más importante.