El peor final tuvo la nena que fue victima de la locura y perversidad de su propia sangre. Esta sociedad no comprende la fría enfermedad de un chacal.
El crimen de Sheila Ayala, de 10 años, sigue sumando detalles siniestros. El jueves por la noche se supo que los tíos de la menor confesaron el crimen, a pesar de que durante los días de su desaparición se mostraban con preocupación ante los familiares, vecinos y medios de comunicación.
Unas horas después, fuentes policiales agregaron más información acerca de cómo fue la muerte de Sheila. Las voces policiales indicaron a este medio que la menor fue descartada por sus familiares poco después de su desaparición, ya que la data de la muerte es “de tres a cinco días”, según lo calculado por el estado en el que se encontraba el cuerpo y “la alta temperatura de los días posteriores a la desaparición”.
Las fuentes confirmaron que, al momento de su hallazgo, el cuerpo de la menor estaba “desnudo” y “las prendas estaban sueltas dentro de la bolsa”. En base a esta descripción es que no se descarta que Sheila también pudo haber sido víctima de un abuso sexual.
Los primeros informes también describieron otra escena desgarradora: Sheila “presenta estrangulamiento con una sábana por el cuello, de color blanca con dibujos infantiles”.