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Axel Kicillof asumirá la gobernación de la provincia de Buenos Aires el 11 de diciembre, un día después de Alberto Fernández quien participará del acto en la capital bonaerense. Hasta ese momento las incógnitas sobre la conformación de su gobierno pueden persistir porque aún no se espera un anuncio del elenco ministerial al estilo del que efectuará el presidente electo el día viernes. El hermetismo ha sido la principal característica de la transición solo interrumpida por la certeza que en su primera línea estarán referentes muy cercanos a él desde los tiempos universitarios con experiencia en la gestión del Ministerio de Economía. Ese silencio, solo exceptuado ante algunos pocos, es el que esperan lograr sortear los intendentes por estas horas con reuniones para “saber en qué podemos ayudarlo”. Una de ellas se realizó anoche en José C. Paz. 

PRIMERA LINEA
No habrá jefes comunales en la primera línea del gobierno provincial. La pista más clara la dio la vicegobernadora electa y jefa comunal de La Matanza quien sostuvo: “tal vez el rol de un intendente no es ocupar un sitio en el orden nacional o provincial, sino obtener políticas dirigidas a los municipios, fondos descentralizados. Lo que nos sucede es que todos los días tenemos que resolver desde lo más pequeño hasta la falta de trabajo, desde la inseguridad a la falta de salud. Con Axel (Kicillof) lo que queremos darle es la real acción que tienen los jefes comunales en sus distritos”. Quizá sea una pista. Lo que no significa el final de la apetencia de ellos para tener influencia a la hora de la designación de funcionarios afines en lugares clave. 

De hecho, quizá el menos ruidoso pero más efectivo accionar haya sido en los últimos años el de Alejandro Granados en un área clave: la seguridad. Tras ser ministro en los últimos tiempos de Daniel Scioli, el alcalde de Ezeiza, reelecto de manera consecutiva desde 1995 se habría convertido en uno de los interlocutores del nuevo gobernador para la materia. Hay una línea que no se habría roto nunca y que atravesó la gestión de Cristian Ritondo al frente de la cartera en un récord hasta ahora desconocido: será el primer ministro de seguridad que duró los cuatro años de gestión. Todo un logro que se explica, en parte, por relaciones políticas con actores del peronismo, su partido de procedencia. No fue tan auspicioso su debut como presidente del bloque de diputados del PRO que en horas sufrió la fuga de tres de ellos. 

El nombre que más suena para el Ministerio de Seguridad provincial es el de Sergio Berni. En ello hay coincidencia en admitir ser quien más chances tiene. Pero la sola posibilidad genera tensión en otros sectores. Sin ir más lejos, no es algo que le agrada al entorno de Sergio Massa quien aún recuerda – y con razón- los entretelones del ingreso de un agente de inteligencia a su casa durante la campaña de 2013. 

Aquellos que conocen los laberintos de la policía de la provincia de Buenos Aires aseguran que detrás de esta movida, con asesoramiento del intendente mencionado, está la sombra de quien fuera jefe de la fuerza durante el tramo final del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires: Hugo Matzkin. Es más, ya se mencionan dos nombres como posibles sucesores de Fabián Perroni: El comisario Jorge Figini, superintendente de investigaciones y Néstor Villegas, hombre clave en la inteligencia criminal. Justamente, el área que mejor ha manejado en su carrera Matzkin, desde los tiempos de la investigación por la muerte de José Luis Cabezas. Era una verdad revelada que en los tiempos de Scioli, la cúpula de la bonaerense tenía mejor relación con las autoridades nacionales que con los propios de la provincia. Recuerdos de tensiones pasadas y peleas de espías. Tal vez sea momento de aplicar una de las frases de Sergio Massa en su asunción como presidente de la Cámara de Diputados. “Debemos dejar de pasarnos factura por el pasado”, dijo el Tigrense.

TEMAS EN PUGNA
La presidencia de la Cámara, pero en la provincia, es otro de los temas aún en pugna. A los nombres hasta ahora esbozados como el de Federico Otermín, Juan Pablo de Jesús y Carlos “Cuto” Moreno como hombre directo de Axel Kicillof se le sumó el de José Perez, legislador que ingresa por la primera sección electoral y contiene dos condimentos esenciales: está vinculado a un intendente (Mario Ishii) y a la Cámpora. Esas características fueron las que permitieron su ascenso para encabezar la lista de la primera sección electoral. “La presidencia le corresponde a la primera (sección)” alude Mario Ishii.

Mensaje para Martín Insaurralde que quiere poner a uno suyo allí. En todos los casos, se aluden a contactos con Máximo Kirchner como aval de estas movidas. El jefe de La Cámpora ha observado para sí un crecimiento político clave. Tiene injerencia en la provincia de Buenos Aires y no sólo manejará el bloque del Frente de Todos, sino la administración de toda la Cámara Nacional vía “Rodra” Rodríguez. Habrá que prestar atención en la provincia a rol que termine ocupando otro legislador de su estrecha confianza: Facundo Tignanelli. 

VIDAL INICIA SU CAMINO HACIA EL 2021
La gobernadora saliente decidió comenzar su campaña. Lo hizo de una manera muy especial al presentar su balance de gobierno y asegurar que dejará 25 mil millones de pesos en la caja. Se supone que es algo más a lo que ella encontró cuando le tocó asumir y se quejó porque sólo había un par de colchones en los galpones del ministerio de desarrollo social. De la provincia “está fundida” a esta que, según Vidal, logró actualizar el Fondo del Conurbano. Con esta movida la mandataria se va, intentando condicionar el discurso de asunción de Axel Kicillof sobre la herencia que recibirá. Está claro que para los mandatarios entrantes la realidad es otra. Lo mismo opina el director del banco Provincia Sebastián Galmarini quien se despachó con una fuerte aseveración. “Por más que actué, mienta y mire a la cámara, Vidal deja la provincia arrasada, peor que lo recibió. Deja más deuda, al borde del default”. De esto último sabe de lo que habla: el viernes vence un bono con el banco provincia de 4200 millones de pesos más 1000 de intereses. El mismo que se quiso reperfilar y no se pudo. Lo más probable es que se pague, no sería la mejor manera para irse de la gobernadora a quien ya le muestran que su camino hacia adelante no será un lecho de rosas. El primer paso lo dio, para discutir ese liderazgo, Emilio Monzó.

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