El contagio de sarampión de un par de argentinos que viajaron al exterior despertó el alerta de la Secretaría de Salud, que salió a concientizar a la población sobre la necesidad de vacunarse. Sin embargo, fue el propio organismo el que retrasó campañas, retiró dosis como la de meningococo a niños de 11 años, y el que envía vacunas “por goteo”, según denunciaron las provincias.
Primero fue un rosarino de 35 años que había viajado a Hong Kong, y hace una semana se sumó otro que se contagió en un crucero en Brasil. A diferencia de la fiebre amarilla, no está prescripta la aplicación de la vacuna antes de un viaje al exterior, lo que lleva a que la población se relaje. Sin embargo, esta misma semana Unicef advirtió sobre la reaparición de la enfermedad: el 75% de la subida se registró en diez países, entre ellos Brasil y Venezuela.
Nuestro país logró eliminar la circulación del virus gracias a la vacunación, aunque ya el año pasado hubo un brote de 14 casos. Desde Salud instaron a que se verifique tener el esquema de vacunación completo, pero la misma área, bajo la gestión macrista, comenzó un proceso de ajuste en la política de vacunas. Y las provincias ya salieron a alertar por el envío de dosis “por goteo”.
Ante los numerosos reclamos de vecinos, el Ministerio de Salud de Entre Ríos emitió un comunicado hace menos de un mes, donde sostiene que en su distrito “se está haciendo notar la falta de algunas vacunas producto de que Nación no está garantizando la provisión normal. Se está distribuyendo a modo de goteo, y hay faltantes de Sabin, meningo, algunas gamma globulina, antigripales y triple bacteriana”. Y acotan: “Las provincias quedan a expensas de una situación que las supera producto de que por ley no pueden salir a comprar vacunas por su cuenta”.
“Cuando es una vacuna de calendario, el Estado nacional debe entregarla”, señaló a medios locales Andrea Uboldi, ministra de Salud de Santa Fe, donde escasea la vacuna contra el meningococo. “El riesgo en la población está siempre, si la vacuna se incluyó en el calendario es porque era una enfermedad que había en la comunidad. Los menores de 2 años son los que más riesgo corren”. En 2018 calculan que se entregó apenas la mitad de dosis pautadas.
La triple bacteriana, la antimeningocócica, la antirrábica y la Sabin son las que sufren mayores faltantes, y los equipos de inmunizaciones provinciales empezaron a priorizar las dosis en embarazadas. “Se alteran coberturas, mucha gente puede ir una vez al vacunatorio, si no hay no vuelve, y es una oportunidad perdida”, enfatiza Pablo Bonvehí, integrante de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain). El gran temor es que reaparezcan enfermedades que permanecen controladas hace años. Y muchos padres deben afrontar la aplicación de manera particular, con costos de casi 4500 pesos, como en el caso de la vacuna Menveo.
En territorio bonaerense la situación se agudizó desde mitad del año pasado. “Apenas mi nena cumplió años, el 27 de noviembre, empecé a averiguar dónde podía recibir las vacunas que le correspondían a los once. En ningún vacunatorio tenían la que protege contra el tétanos, la tos convulsa y la difteria, y siguen sin tenerla”, relató Guadalupe, vecina platense, al diario El Día. “Sufrimos una irregularidad en la entrega de vacunas –se lamenta Alejandro Collia, secretario de Salud de La Matanza–. Forma parte de la falta de planificación y políticas sanitarias, como si la salud fuera algo menor, y terminamos pasándonos dosis de municipio a municipio, como si fuéramos un club de vacunas”.
No sólo en provincias “opositoras” se alzaron contra la política de Nación. Cuando el gobierno anunció que cancelaba la dosis contra el meningococo para niños de 11 años, el ministro de Salud de Jujuy, Gustavo Bouhid, salió a anunciar que la iban comprar por su cuenta: 7000 dosis, a 25 dólares cada una.
La megadevaluación representó otro golpe letal al área. Cambiemos declinó la fabricación de vacunas, en beneficio de grandes compras a laboratorios privados: en 2017, el programa “Investigación y desarrollo de los laboratorios de producción pública” tuvo un presupuesto de 83,8 millones. Para este año lo recortaron a 61 millones, sin contar la inflación. Con la divisa estadounidense en 43 pesos, el gobierno retrasa licitaciones, las debe rearmar o adquiere menos insumos por el mismo precio.
Discontinuar campañas de vacunación implica no sólo un riesgo para la persona que se quedó sin su dosis, sino también para quienes la rodean. Carla Vizzotti, exdirectora del Programa Nacional de Inmunizaciones e integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), relató a Tiempo: “A la población que no se preocupa tanto porque tiene los medios para comprar la vacuna en el sector privado, hay que decirle que recortar el Calendario también les va a impactar, porque si no se vacuna toda la cantidad de personas que tiene que vacunarse, el efecto rebaño e inmunidad indirecta no se obtiene, entonces el impacto será para todos. Por eso es trascendental el rol social que tiene la vacunación, el signo de equidad que significa, y es un indicador económico: invirtiendo en prevención ahorran costos en atender gente enferma”. «
Alertan por la escasez de la antirrábica en centros de salud
Diego de Bona es un vecino de Tolosa, en La Plata. Hace casi una semana lo mordió un gato de la calle al que había ingresado a su casa para alimentarlo. El tratamiento antirrábico debe ser ininterrumpido durante siete días seguidos, pero a la cuarta dosis el Centro de Salud Nº 25 de Ringuelet le dijo que ya no tenían más. “No alcanzan. Hay 45 dosis para 14 pacientes en la misma situación”, afirmó en declaraciones a medios locales.
No es un hecho aislado. Desde mitad de 2018 escasea la vacuna antirrábica en casi todo el país. También lo sufrió Romina, cuando llevó a su madre al Hospital Durand por una mordedura del perro del vecino: “Fuimos y le dijeron que no había”.
Desde la Secretaría de Salud sostienen que el problema no es local sino regional: según afirman, el laboratorio Sanofi Pasteur, encargado de producirla y distribuirla en América Latina, bajó la producción. Y no saben por qué. Pero Alejandro Collia, secretario de Salud de La Matanza, sostiene que se dejó de fabricar la cantidad de dosis que se hacían años anteriores en el Instituto Tomás Perón, que depende del gobierno bonaerense, en favor del sector privado.
A modo de “solución” las autoridades proponen que se agilice la vacunación de los animales. Por lo pronto, la víctima debe tener la suerte de encontrar al animal que lo mordió, llevarlo a algún centro de zoonosis y esperar que no tenga rabia. Y no son pocos los casos en los que el agresor es un murciélago.
En Jujuy, por ejemplo, el Ministerio pidió a la población que “vacune anualmente a sus mascotas, ya que en caso de mordedura no hay vacunas y se corre un serio riesgo de vida”.