Se denomina primer gobierno de Perón a la gestión de Juan Domingo Perón como presidente de la Nación Argentina comprendida entre la asunción del cargo el 4 de junio de 1946, luego de ser elegido como resultado de las elecciones generales del 24 de febrero, hasta su segunda presidencia, luego de vencer en las elecciones presidenciales de 1951.
El apoyo popular, organizado por una coalición del Partido Laborista, la UCR Junta Renovadora y el Partido Independiente, le dio la presidencia con el 52% de votos en las elecciones del 24 de febrero de 1946,[1][2] ganando en casi todas las provincias. En Córdoba, San Juan y San Luis la coalición perdió las presidenciales, pero no así las gobernaciones. Corrientes quedó como la única provincia con un gobernador opositor, y fue intervenida al año siguiente.[3]
Desde la presidencia, Perón impulsó políticas que promovieran la industrialización, la expansión del mercado interno, la sindicalización de los trabajadores y la ampliación de derechos políticos, laborales, culturales y sociales. Se sancionó la ley de voto femenino que estableció el sufragio universal en Argentina. Impulsó la provincialización de los llamados «territorios nacionales», que concedió los derechos políticos a los habitantes de los mismos. Expandió enormemente la organización de los trabajadores en sindicatos que respondían mayoritariamente a la corriente laborista (dominado por las corrientes socialista y sindicalista revolucionaria) y promovió el predominio de la Confederación General del Trabajo (CGT) como central unitaria. Impulsó la reforma constitucional de 1949 estableciendo la igualdad jurídica entre hombres y mujeres, incorporando los derechos humanos de segunda generación, de la niñez y la ancianidad, y estableciendo un sistema económico basado en la función social de la propiedad. Llevó adelante una política de industrialización basada en la sustitución de importaciones y la expansión del mercado interno. Nacionalizó los ferrocarriles, el comercio exterior, la marina mercante, el servicio telefónico y creó la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (Somisa), entre otros emprendimientos económicos con participación relevante del Estado. Estableció la gratuidad de la enseñanza universitaria. En el campo internacional adoptó una política de «tercera posición», manteniendo una equidistancia entre Estados Unidos y la Unión Soviética en la recién iniciada Guerra Fría y promovió el fortalecimiento de las relaciones latinoamericanas, especialmente en el Cono Sur.
Luego del triunfo electoral disolvió los tres partidos que se habían creado para sostener su candidatura: Laborista, Unión Cívica Radical Junta Renovadora y el Partido Independiente, para unificarlos en una sola organización política, llamada primero Partido Único de la Revolución y luego simplemente Peronista o Justicialista. Cipriano Reyes, quién se negó a aceptar la disolución del Partido Laborista del que era su vicepresidente, sufrió un atentado en su contra en el que falleció su chofer. Más tarde fue encarcelado acusado de planear el asesinato de Perón, hasta el fin de su gobierno.[4] La tensión con el laborismo también incluyó la cuestión de la Senaduría por Capital Federal, donde se dispuso el reemplazo, a último momento, del presidente del Laborismo, el sindicalista telefónico Luis Gay, por el marino Alberto Teisaire. El coronel Domingo Mercante resultó electo por el Laborismo.
Durante su primera presidencia Perón debió enfrentar las acciones terroristas y golpistas organizadas por grupos antiperonistas, entre los que se destacó el golpe de Estado del 28 de septiembre de 1951.